El miedo a vivir es un miedo que tienen todos los seres humanos que han “sufrido”. Pongo sufrido entre comillas porque al menos más de un 90% de las personas que tienen miedo a vivir son miedos absurdos e infundados.
Vivimos en una sociedad dónde a veces es tan perfecta que crecemos y vivimos sin problema alguno, amparado por la protección de nuestros padres.
Un niño que lo ha tenido todo, sin ninguna enfermedad, siempre protegido por sus padres, sin problemas económicos… Esa persona cuando se haga adulta y se tenga que enfrentar ante las primeras dificultades de la vida le cogiera miedo a vivir. ¿Por qué el mundo es así?
Con lo fácil que era cuando era pequeño. Así que que le despidan del trabajo será un melodrama para él y como no ha aprendido a valorar la felicidad y su vida terminan cogiendo miedo a vivir.
Hay sin embargo otras consecuencias que desencadenan miedo a vivir, como por ejemplo experiencias traumáticas, fobias o miedos latentes. Una persona antisocial que poco a poco se aisla coge mido a vivir. Un joven de 14 años con pánico a ir al colegio porque se meten con él, coge miedo a vivir.
Yo soy una de las personas que ha cogido mucho miedo a vivir, pero que ha tenido la valentía de superar ese miedo para sustituirlo por unas ganas locas de vivir y ser feliz.
Tuve que superar el miedo a vivir cuando llegaba cada día a casa a mis 15 años y lloraba y lloraba porque no quería ir al colegio, tenía auténtico pánico porque no paraba de sufrir bullying y acoso de los demás niños.
Tuve que superar el miedo a vivir cuando me enfrenté al hecho de que mi enfermedad te deteriora lentamente hasta que te mata, con el inconveniente de que además cuando estás mal, exteriormente no se te ve, y el mundo te toma a broma como si estuvieras contento como unas pascuas. Medicina tras medicina y dificultad tras dificultad uno le coge irremediablemente miedo a vivir.
Cogí miedo a vivir cuando me sentía atascado con mi vida. ¿Esto es la vida? – me pregunté, ¿Esto es lo que me espera?. Me negué rotundamente, sin amigos, sin pareja y sin futuro di un golpe de estado a mi destino. No voy a ser un chico enfermo destinado a vivir en casa de sus padres, trabajando de enchufado al lado de casa, sin apenas amigos y sin pareja de por vida.
Dije: “no más” cogí el miedo a vivir y le di una enorme patada. “O él o yo” – pensé. “¿Qué sentido tiene vivir la vida si tienes miedo a vivir?“.
Sabía que la vida era maravillosa, que era posible conseguir todo lo que uno se proponga, disfrutar de lo mejor que te puede ofrecer la humanidad. No hemos avanzado millones de años para quedarnos encerrados en casa o vivir más infelices y peor que cuando moríamos con 20 años dónde teníamos que salir cada día a cazar porque si no no comíamos o dónde un simple resfriado nos mataba.
Hace 100 años hubiera muerto con menos de 5 años porque la gente con mi enfermedad no ha sido hasta ahora que, por lo menos, pueden vivir hasta los 30 años con mucha suerte, sería una irresponsabilidad terrible por mi parte rendirme ante el miedo a vivir.
Por todas estas personas que desde hace miles de años han venido sufriendo mi enfermedad sin ninguna oportunidad a vivir. ¿Quién soy yo para desperdiciar mi vida cuando gracias a los descubrimientos del hombre puedo disfrutar la vida dónde otros en mi misma condición no han podido simplemente por nacer un poco antes?
Y te pregunto lo mismo a ti. En la prehistoria se moría antes de los 30 años, había un sufrimiento terrible, no había supermercados, tenían que cazar y los días que no cazaban no comían.
Cualquier enfermedad era dolorosa y causaba la muerte, los peores males te los puedes imaginar y ahora, un simple resfriado se cura con una pastilla.
Hay mucha gente que se tira a métodos mágicos y a creer en pócimas pero no se dan cuenta que si viven ahora tan bien que hasta llegan al punto de despreciar todo lo que tienen y las ventajas es porque muchos seres humanos han muerto y sufrido horriblemente para llegar hacia dónde estamos.
Con la realidad podrás combatir el miedo a vivir. ¿Te han echado del trabajo? Perfecto, cógete tus días de depresión pero punto, no lo uses como excusa para quedarte todos los días en tu casa llorando o para volverte un cobarde alcohólico.
¿Te ha dejado tu pareja? Esas cosas pasan, puedes justificadamente hasta pasarte algún que otro mes triste y de bajón, pero con naturalidad, son cosas que van con el ser humano. Lo que ya no tiene sentido es amenazar con suicidarte si tu pareja no vuelve contigo o caer en una ola de autodestrucción que te lleva a las drogas y una vida sin sentido.
Hay que saber afrontar la vida y el miedo a vivir con valentía y con dignidad. Tus abuelos no pelearon por un mundo más justo para que tú luego te cojas cualquier rabieta y tires tu vida por la borda, porque cuando lo haces no solo tiras la tuya, sino que haces que todas las personas que han peleado por mejorar como sociedad, aquellas que han muerto por unos ideales y un mundo justo hayan muerto por nada.
¿Para qué tantas luchas si luego tú te rindes ante la más mínima tontería?
Hay una cosa que marca mucho la diferencia ante el miedo a vivir y es la capacidad de la persona no solo para defenderse a si misma, sino para defender a los demás y dar la cara por ellos.
Si eres capaz de vivir para los demás, de dar tu vida por ellos o sin ir tan lejos, simplemente defendiendo lo que es justo, jamás el miedo a vivir te podrá derrotar porque tendrás un espíritu luchador tan grande que lo absorberá todo.
Desgraciadamente la gente tiende a esconder la cabeza y no dar la cara. Prefieren ahorrarse todos los problemas posibles aunque estos problemas arruinen la vida a los demás. “Esto no va conmigo” suelen pensar, el problema es que practicando la cobardía uno se vuelve cobarde.
Y ese día en que permaneciste impasible mientras se metían con Pepe, fue justo ese día cuando empezaste la rueda de tener miedo a vivir. Porque si no eres valiente ni para dar la cara por los demás, menos vas a dar la cara por ti mismo, preferirás rendirte.
No solo hay que combatir el miedo a vivir sino que hay que luchar para ser feliz cada segundo de tu vida y no lo conseguirás si te dejaste las agallas por el camino.
0 comentarios:
Publicar un comentario